Sonríeme, cuéntame historias que no tienen final,
de esas que saben hacerme sentir especial.
Miénteme, para sentirme estúpida y poder acurrucarme en tus brazos,
para rozar tus manos y poder con tu mirada volar.
Bésame, susúrrame una vez más que la Luna nos espera allá en el cielo,
y que las estrellas pierden su color cuando empieza el amanecer.
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